La publicidad se asentó como algo primordial, ya que aportaba mucho dinero a las arcas de los clubes. Las leyendas del fútbol comenzaron a firmar contratos con las marcas para llevar sus botas, pero nada tenían que ver con los acuerdos que consiguen ahora jugadores como Neymar, Messi o Ronaldo. Sin excepción. Quizá algún niño argentino de esos que desarrollan una obsesión temprana por la táctica y afearle todas las jugadas a los compañeros haya soñado con llevar la 5, pero el concepto se entiende.