Tal fue así que en la temporada 2006/07 el equipo se salvaría de jugar la promoción y del descenso, abordando el siguiente año con mayor tranquilidad. Desafortunadamente, la personalidad de Caruso no encajaba con lo que la dirigencia pretendía y las rispideces mutuas devinieron en una repentina renuncia del entrenador. La buena campaña realizada con Pipo en el banco condujo a un hecho tan inesperado como satisfactorio: Argentinos sumó el tercer mejor puntaje de la temporada y clasificó a la Copa Sudamericana 2008, regresando a las competencias continentales luego de más de 12 años de ausencia.