Me senté a llenar la panza solo en una mesa pero pocos minutos después un par de parejas de israelíes que venían en mi furgoneta me invitaron a sentarme con ellos. Muy cerca de nuestra mesa había una jaula con este simpático loro que no dejaba de hacer todo tipo de ruidos y emitir silbidos un tanto desagradables a esas horas de la mañana.